martes, 9 de noviembre de 2010

FLOR DEL DESIERTO

La realidad supera la ficción y el melodrama no es exclusivo de las telenovelas. Ejemplos hay muchos, basta mirar los estantes de las librerías para darnos cuenta que gran parte de los best sellers están basados en historias de supervivencia. Entre más autobiográfica y más truculenta la vida, más  exitosa en ventas será la obra.
Aunque el propósito de algunas autobiografías se agota en el regodeo del ego, hay otras que tienen largo aliento y terminan convirtiéndose en ejemplo de superación, a través de protagonistas que superan las adversidades. Cuando la historia es conmovedora y denuncia  una injusticia, tanto mejor.
“Flor del desierto” es una película basada en la autobiografía de la ex modelo de origen somalí Waris Dirie, conocida en el mundo como una mujer valiente y justiciera.
Todo comenzó en  África. Tras haber nacido en una tribu nómada, Waris siguió el destino marcado para todas las mujeres de su comunidad y a los tres años sufrió una mutilación genital.  El daño dejó huellas en el cuerpo y en el alma, pero no despertó preguntas en Waris que creció creyendo que aquella práctica era común al género femenino.  
A los  trece años, al enterarse que iban a casarla con un hombre mayor, la niña nómada huyo del hogar y recorrió gran parte del desierto en búsqueda de su abuela que vivía en Mogadiscio.  Ese fue el comienzo del periplo que continuaría en Londres donde trabajó como empleada doméstica en la casa de una familiar  y después en un Mcdonalds.  Allí fue descubierta por el famoso fotógrafo Terry Donaldson y al poco tiempo estaba “Vogue”, convirtiéndose en la primera modelo de raza negra en  salir en su portada. Las grandes marcas y los diseñadores le ofrecieron buenos contratos y su nombre empezó a ser reconocido.   
Pero cuando era más cotizada, Dirie rompió el silencio y contó su mayor secreto a la revista “Marie Clarie”. Relató con detalles lo que le había ocurrido a los tres años y denunció que la ablación no era cosa del pasado.
El escándalo recorrió el mundo y ella aprovecho para dar un paso más y escribir la novela autobiográfica y fue nombrada Embajadora de la ONU para luchar contra la mutilación genital.  Desde entonces se ha dedicado de lleno al tema, apareciendo en los medios,  visitando países y recogiendo dinero para informar, prevenir y evitar la práctica.
Que no se malinterprete, pero tal como ocurrieron, estos eventos se parecen más al argumento de una telenovela que a una historia real.  Al igual que Waris Dirie se convierte en la auténtica heroína de melodrama que supera los obstáculos y enfrenta las adversidades más grandes y al final recibe su recompensa.
Una trama interesante que fue llevada al cine por la directora Sherry Hormann quien adaptó la novela autobiográfica “Flor del desierto”.  El proyecto  realizado en 2009 contó con el apoyo económico de Alemania, Austria y Francia y se rodó en varios países incluido África donde filmaron a nómadas reales, así como a familiares de Waris Dirie.

Hormann se redujo a mostrar una sucesión de hechos contados con distancia y cierta objetividad.  Al escaso compromiso de autor se suma una estructura dramática televisiva en que los golpes dramáticos están repartidos durante la trama y no están inscritos en el planteamiento, desarrollo y desenlace.  Por esto, la película es solo una historia de superación un tanto simple como tediosa y carente de un género real. 
A la luz del melodrama, esta película hubiera sido más conmovedora, desgarradora y emotiva. Como lo amerita el tema y seguramente como en realidad sucedió.  Pero el melodrama es un género que algunos directores y autores miran con recelo y hasta con asco.  Les avergüenza pensar en él como el medio para expresar su mensaje y por no conocerlo, se pierden de lo bueno.

Tal vez éste no sea el caso de Hormann. Tal vez a ella solo se limitó a poner en imagen lo que encontró  en un libro autobiográfico o quizás tenía algún tipo de acuerdo con su autora. Pero al no asumir un género narrativo ni una postura,  la película termina siendo una historia que carece de estructura dramática.
Como hecho no hay duda, que lo ocurrido a Waris Dirie es una verdadera tragedia e injusticia, pero la película “Flor del desierto” no le hace justicia.   Con un planteamiento débil el conflicto nunca se plantea de forma tangible  y los personajes parecen más dibujados que concebidos. Entonces la narración no tiene mayores expectativas y el clímax está cimentado en un flash back que nos muestran casi al final de la película.  Cuando la modelo decide contar su trágico pasado con una secuencia que resulta efímera y poco relevante para toda la expectativa que nos han creado durante los 120 minutos.   
Protagonizada por la modelo etíope Liya Kebede y los actores  Sally Hawkins (Ganadora del Globo de Oro por “Happy go lucky”) y Timotthy Spall (Wormtail en Harry Potter) es una historia de superación sin ninguna pericia narrativa.